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lunes, 12 de marzo de 2012

El sedentarismo y el bajo consumo de calcio


El sedentarismo y el bajo consumo de calcio...  

El envejecimiento de la población, la tendencia a mantener unos hábitos de vida sedentarios y el escaso consumo de calcio han provocado un aumento de la incidencia de las fracturas por fragilidad ósea en las últimas décadas. En las mujeres, el riesgo a padecer fracturas se incrementa con la menopausia ya que es a partir de esta época cuando se acelera la disminución de masa ósea y aparece un mayor riesgo de padecer osteoporosis, una dolencia que se caracteriza por una disminución de la densidad y la calidad de los huesos.

Según explica el Dr. Luis Arboleya, especialista en Reumatología del Hospital Universitario Central de Asturias: “Las fracturas vertebrales y de cadera han aumentado en la segunda mitad del siglo pasado y esta tendencia sigue progresando en el siglo actual”. Además, según cifras recogidas por la Guía de práctica clínica De la Sociedad Española de Investigaciones óseas y Metabolismo Mineral (SEIOMM), dos de cada cinco mujeres de más de 50 tiene al menos una fractura vertebral.

La prevención de la osteoporosis: clave para evitar fracturas y mantener la movilidad
Las fracturas óseas son la consecuencia clínica más importante de la osteoporosis, el desorden más común del hueso y a la que se conoce como “la epidemia silenciosa” ya que son muchas las personas que la descubren tras padecer una primera fractura, que suele ser la de muñeca. Los especialistas en reumatología destacan la importancia de prevenir esta dolencia mediante hábitos sencillos: “Con simples medidas como evitar la vida sedentaria e incrementar el consumo de calcio, estamos seguros de que la tendencia de las fracturas osteoporóticas se vería visiblemente reducida”  afirma el Dr. Luis  Arboleya.

Una actividad física moderada y una alimentación rica en calcio son factores clave para prevenir la osteoporosis y mantener una correcta densidad ósea.
Se recomienda una dieta que incluya un mínimo de 1.200 mg diarios de calcio. Podemos encontrar calcio en vegetales como la espinaca, col o el brócoli; así como en el pescado como las sardinas; en los frutos secos y en las legumbres, ya que la leche y los lácteos no son lo que eran y según estudios realizados en países grandes consumidores de leche, es donde más incidencia de osteoporosis hay. Aparte, habría que tomar un suplemento de calcio extra debido al déficit existente.
 Según explica el Dr. Arboleya el consumo medio de calcio en la actualidad no alcanza un gramo y se remite a nuestros antepasados para mostrar el déficit actual: “En tiempos de Atapuerca, los homínidos consumían unos 3 gramos diarios de calcio y tenían unos huesos fuertes. En el presente, el consumo medio de calcio no alcanza un gramo, e incluso en sectores de gran interés preventivo como niños, adolescentes y mujeres gestantes, apenas llegan al medio gramo.

El organismo no está adaptado a suplir un déficit tan grande de calcio y para ello, debe extraer grandes cantidades de los huesos, la reserva natural, provocando que la masa ósea calcificada se reduzca, apareciendo fragilidad”. Los especialistas también aconsejan tomar el sol diez minutos al día porque éste activa la vitamina D en el organismo, que es fundamental para la fijación del calcio en los huesos, aparte de tomar suplementos de este mineral.

Las fracturas de muñeca, vértebras y cadera son las más frecuentes
Las fracturas que más se dan en las personas que padecen osteoporosis son las de muñeca, llamada fractura de Colles, vértebras y cadera que se producen en diferentes estadios. La fractura de Colles es la que tiende a aparecer más pronto, tras la menopausia. Es la consecuencia de una caída hacia delante, en la que se apoya la palma de la mano en el suelo y sus síntomas son el dolor sobre el área de la muñeca, así como la dificultad para levantar o sostener objetos de peso moderado. En el momento en el que se produce es muy importante hacer una densitometría para diagnosticar la densidad ósea y saber si se padece osteoporosis. 
M.D, paciente de 56 años, sufrió una fractura de muñeca tras un mal gesto haciendo una de sus actividades domésticas diarias: “En un principio no le di importancia, casi no tenía inflamación. Después de dos semanas fui al médico, me hicieron una radiografía y una densitometría y me diagnosticaron osteoporosis. Empecé a combatirla con una dieta alta en calcio y ejercicio y he conseguido mejorar”.

Las fracturas vertebrales comienzan a aparecer después de los 60 años, y llegan a afectar a casi la mitad de las mujeres mayores de 70 años. Las mujeres que las suelen padecer responden al perfil de persona delgada, que ha perdido varios centímetros de talla y con la espalda encorvada, según explica el Dr. Arboleya.  Además de un cambio en la forma del cuerpo, originan dolor crónico, reducción de la capacidad funcional y molestias digestivas debido a la reducción de la altura del tronco. Las fracturas vertebrales pueden aparecer con una simple sobrecarga para la columna, como levantar un peso, agacharse o sentarse bruscamente. Su diagnóstico es fundamental ya que, hasta un 50% de las fracturas vertebrales  no dan síntomas y solamente se comprueba que se han producido si se realiza una radiografía.
D.P. de 61 años, estaba subida a la escalera cambiando las cortinas cuando notó una molestia en la espalda: “Pensé que era el lumbago, la molestia era mínima y no me preocupé. Al cabo de un tiempo me surgieron dolores de espalda sobre todo al sentarme y al levantarme. El médico me encontró la fractura cuando le expliqué los síntomas. Desde entonces extremo las precauciones para que no se vuelva a repetir, me han operado ya una vez y no quiero volver a pasar por esto.”

Las fracturas por fragilidad causan un enorme impacto socio-sanitario por lo que los especialistas hacen hincapié en la prevención y cuidado diario, unas medidas que ayudarían a reducir las cifras de incidencia actuales


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